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martes, 24 de abril de 2018

¿Qué es de verdad amar?


Nos enamoramos cuando conocemos a alguien y surge una atracción tan fuerte por esa persona  que dejamos caer, para él o ella, las barreras que mantenemos frente a los demás. Comenzamos a compartir con esa persona nuestros sentimientos y pensamientos más íntimos y tenemos la sensación de que, por fin, hicimos una conexión verdadera con alguien. Este sentimiento nos llena de placer; incluso la química corporal cambia. Nos sentimos felices y andamos todo el día de buen humor y como atontados. Es normal que cuando estamos enamorados nos parezca que nuestra pareja es perfecta: la persona más maravillosa del mundo. Y por ahí comienza la diferencia entre enamoramiento y amor.

Empezamos realmente a amar cuando dejamos de estar enamorados. ¿Extraño, no? Pero así es. El amor implica conocer a la otra persona, requiere tiempo, supone reconocer los defectos del ser amado, ver lo positivo y lo negativo de la relación. Esto no quiere decir que enamorarse no sea bueno; al contrario es maravilloso. Sin embargo, es solo el comienzo de algo mucho más sublime. Lamentablemente muchas personas no alcanzan a vivir esta experiencia extraordinaria del amor, pues son adictas a estar enamoradas: terminan sus relaciones cuando la magia de haber conocido alguien nuevo desaparece; cuando empiezan a descubrir defectos en la otra persona y a darse cuenta que no es tan perfecta como pensaban.

Y es que el verdadero amor no es ciego. Cuando amamos a alguien vemos sus defectos, pero los aceptamos; vemos sus fallas, pero lo ayudamos a superarlas. Al mismo tiempo esa persona ve tus propios defectos y los entiende. El amor verdadero se fundamenta en la realidad, no en el sueño de encontrar o no a tu príncipe azul o a tu princesa encantada.

Encontré a una persona maravillosa, de acuerdo, pero no es perfecta ni yo tampoco. Encontré mi alma gemela, pero también los gemelos discuten y también tienen diferencias. Amar es poner en una balanza lo bueno y lo malo de esa persona, y después amarla. El amor es una decisión consciente y responsable.

A veces he oído hablar sobre personas que dicen que se enamoraron de alguien y que no pudieron evitarlo. ¿Es que acaso es una cuestión de suerte? ¿Acaso amamos por arte de magia? ¿O es que se supone que alguien más tiene poder sobre nosotros? De ningún modo. Puedo sentir una gran admiración por alguien, puedo desear tener una relación con alguien, puedo desear encuentros sexuales con alguien, puedo estar muy agradecido por lo que alguien ha hecho por mí, pero...no lo amo. El amor brota de la convivencia, del acompañar y el comunicar, de dar y recibir, de intereses mutuos, de sueños compartidos. Yo no puedo amar a alguien que no me ama, o que no se interesa en mí. El amor verdadero es recíproco. Recibes tanto como das.

En síntesis:

Enamorarse no es lo mismo que amar.
Yo decido a quién amar.
No puedo amar a quien no me ama.

El amor se basa en la realidad.
El amor no es ciego.
Si bien el amor se basa en lo real, también es cierto que puedo alcanzar mis sueños.
Por eso hay que buscar la forma de encontrar el amor en la persona de mis sueños.

Hoy sé que se empieza a amar cuando se deja de estar enamorado.
Porque he aprendido que el amor llega cuando conozco profundamente al ser amado,
y eso implica vivir juntos experiencias agradables y dolorosas.
Implica reconocer y aceptar los defectos del ser amado, así como los propios;
ver lo positivo y lo negativo de esa relación vivida en el tiempo.
Implica perdonar y olvidar… Implica ser incondicional.
E implica aceptar que el amor puede acabarse.


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