Para nadie es desconocida esa expresión de que equivocarse es humano....muchas veces nos sirve de justificación.
Un autor del pasado, Alexander Pope lo dijo, pero con un complemento:
"Equivocarse es humano, perdonar es divino". Yo además añadiría:
"Rectificar es de sabios". Muchos de nosotros somos ejemplos
evidentes de esta expresión. Nos equivocamos a cada rato, incluso cuando no lo
deseamos; hacemos daño a los demás, incluso a los que amamos; con frecuencia
nos arrepentimos, a veces con dolor verdadero y profundo; pero reincidimos en
las equivocaciones, muchas veces sin quererlo y sin saber cómo... No hay duda:
los humanos nos equivocamos...Y es obvio porque nos damos cuenta (por eso somos
humanos). Pero lo clave es que podemos rectificar los errores (y eso nos hace
sabios) y, mejor aún, perdonar (y perdonarnos) los errores (y eso nos hace
divinos).
Creo que nuestras equivocaciones o errores pueden tener muchas causas:
1. Porque exageramos la importancia de lo que hacemos o buscamos.
2. Porque no podemos controlar nuestra impaciencia y nos apresuramos al actuar.
3. Porque nos dejamos dominar por nuestros impulsos y pasiones.
4. Porque nos dejamos influenciar por los demás o, simplemente, por el
ambiente.
5. Porque nos sentimos impotentes...y, obviamente, actuamos como tales.
Pero, y eso es tal vez más importante, nuestras equivocaciones tienen muchas
consecuencias porque:
1. Querámoslo o no, somos responsables, sobre todo de los demás.
2. Las leyes y los principios éticos producen resultados más allá de nosotros
mismos.
Además de esto, creo que algo muy importante y no siempre tenemos en
cuenta es que cuando nos equivocamos aparecen en nosotros ciertas actitudes
negativas que empeoran las consecuencias de nuestros errores.
Actitudes como: orgullo, menosprecio de los demás, egoísmo, autojustificación,
pasividad, desinterés, evasión, etcétera.
Tal vez la clave de todo esto, que es profundamente humana, está en que tenemos que APRENDER ALGO DE NUESTROS ERRORES. Y creo que, cuando miramos y aceptamos la MISERICORDIA de Dios y de los demás, podemos aprender cosas como:
1. Quienes se equivocan son lo más necesitados de comprensión, de perdón, de
amor. Pero no siempre somos lo suficientemente comprensivos, ni siquiera con
nosotros mismos.
2. Por más que tengamos unos principios sólidos, eso no nos puede impedir
perdonar y entender a quien ha cometido un error (lo que para nada significa
que cambiemos nuestros principios o planes).
3. El aceptar a quien se equivoca nos hace comprender mucho más lo que esa
persona es, lo que siente, lo que sufre, lo que anhela y no logra realizar.
Existe un proverbio que, mas o menos, dice que el ser humano es el
único ser capaz de tropezar dos veces con la misma piedra...Nuestra naturaleza
es equivocarnos. No se trata de justificar nuestros errores ni de olvidar
nuestra responsabilidad (grave sería, como lo dijo Baltasar Gracian:
"Errar es humano, pero más lo es culpar de ello a otros"), sino de
asumir nuestra condición y aprender de ella. Nos equivocamos, es cierto, pero
podemos rectificar y, mejor aún, podemos perdonar y perdonarnos.
No es malo cometer errores; es más, probablemente aprendemos más de ellos que
de los aciertos (obviamente si los reconocemos, si los aceptamos, si los
perdonamos). Así que, después de un error o equivocación...hay que seguir
adelante, sin temor a volvernos a equivocar. Y es que el temor a volvernos a
equivocar nos conduce, casi con seguridad, a una nueva equivocación.
LA CONCLUSIÓN DE TODO ESTO: es que nuestros errores son una clara muestra de
nuestra capacidad de elegir, de nuestra libertad, de nuestro derecho a
equivocarnos. Pero para hacer uso de este derecho, debemos tener claro los
deberes que implica: el de rectificar el error, el de pedir disculpas a quien
afectó y el de perdonarnos por haberlo cometido (y perdonar, si es el caso, a
otro que, al cometer un error, nos afectó a nosotros).