Mostrando las entradas con la etiqueta Lectura. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Lectura. Mostrar todas las entradas

miércoles, 18 de abril de 2018

Pasión por la lectura

Todos tenemos al menos una pasión en la vida, la mía es la lectura. Podría pasar todo mi tiempo leyendo. He aprendido, ya hace mucho tiempo, que hay muchos tipos de lectores: los que leen para aprender, los que leen de vez en cuando por placer y los que leen porque lo necesitan, porque no podrían vivir sin leer... bien creo que estoy en la última categoría, aunque la segunda la sigo aplicando…y bueno, la primera es también esencial, porque cada vez que leo… algo aprendo. 

Para que entiendan un poco el alcance de mi adicción...  voy a darles algunos ejemplos: 

  • Casi nunca salgo sin llevar un libro en mi mochila (nunca se sabe si uno sufra una crisis... y que mejor que un libro.
  • A veces leo en reuniones o sesiones de trabajo (Sé que no es correcto, pero algunas reuniones son realmente fatales e improductivas...)
  • Muchas veces he pasado una noche entera en vela para terminar un libro apasionante (¿acaso no todos lo hacen?)
  • Nunca logro dormirme sin haber leído al menos un capítulo.
  • Me puse el reto de leer los siete Harry Potter en una semana (Y lo logré!!!) Creo que es mi récord junto con Cien Años de Soledad que lo he leído cinco veces...y cada vez de corrido).

La lectura es uno de los mejores medios para desconectarse de la realidad (o conectarse con otra realidad... no importa): cuando he tenido un mal día agarro un libro; cuando tengo un buen día disfruto un libro; cuando estoy aburrido, me salta de repente un libro; cuando me siento perdido me encuentro un libro... Es que los libros hasta pueden darte consejos... Basta hacer un experimento: abre uno de tus libros al azar y lee la primera frase que salte a tus ojos... y todo cambia, para bien o para mal). De  hecho yo he tomado un libro en cierta circunstancia... y nunca me ha defraudado.

Obvio... hay libros que he comenzado y no he podido terminar... llega un momento en que dejan de ser apasionantes... Y he aprendido que nunca hay que leer por obligación... Al hacerlo no queda nada, ni se aprende nada... Solo te aburres.  En ese caso déjalo a un lado, de pronto lo retomas después y la experiencia podría ser diferente.

A veces penetro tanto en el libro que tengo la impresión de vivir las aventuras al mismo tiempo que los personajes; subrayo el libro, lloro, grito, me río, me enfado ... Y cada vez que termino un libro, me siento triste porque tengo la impresión de dejar viejos amigos. Por eso, aquellos libros que me han marcado profundamente los leo y releo para no perder el contacto con ellos, con sus personajes, con sus situaciones... Y cada vez es una experiencia diferente. Puede que les resulte extraño pero incluso los personajes ficticios pueden tener un lugar en nuestras vidas... A veces miro lo que está sucediendo a mí alrededor y me digo: es como en ese libro que leí o...Wow…  así es como me imaginaba esa hermosura.

Y más o menos sin  darme cuenta me van saliendo frases que me han gustado, y las uso en mis clases, en mis conversaciones, o en mis escritos... y luego me doy cuenta de que aunque no eran realmente mías... sino fruto de mis lecturas.... en realidad ya son mías (aunque no sea capaz de recordar la cita textual... y puedan decir que es plagio usarlas sin citarlas... en realidad me las he apropiado tan profundamente que en realidad ya son mías).

Sin embargo, los buenos libros por lo general son caros...y no siempre se pueden comprar. Así que ya hace cierto tiempo  encontré otra forma de desconectarme: me calme un poco frente a la lectura, y empecé a escribir; eso supone gastar tiempo, pero trato de alternar con tanta frecuencia como sea posible, y unas veces estoy escribiendo, otras leo y voy haciendo un plan (eso si no muy estricto... pues no me cuadran las normas fijas): al comienzo del día escribir y más tarde leer. La escritura se ha convertido en muy poco tiempo en mi segunda pasión. Y así la mayor parte del tiempo vivo en "otro mundo" por lo que no es raro que se me considere alguien "extraño" pero en realidad eso no me importa mucho. Y bueno… todo eso, leer y escribir implica gastar un tiempo suplementario para socializarlo, comentarlo con otros, hablar y hablar, publicarlo, subirlo a las redes sociales, etc. Pero nada de eso me parece tiempo perdido…  Todo eso es también aprender, todo eso es también apasionante, todo eso también genera deseos, es decir, vida.



Una bolsa de canicas

Cuando recientemente el cine francés quiere salir del vasto campo de ruinas en el que se había perdido durante mucho tiempo, genera películas memorables como "Les choristes", o esa otra completamente diferente "Intouchables" para no citar más. Si bien ambas películas son diferentes, tienen mucho más en común de lo que parece: la sencillez y la precisión del tema. 

Esto es precisamente lo que caracteriza a "Un sac de billes" (Una bolsa de canicas), una película centrada en la inocencia infantil de Mauricio (Batyste Fleurial), y especialmente el pequeño José (Dorian Le Clech), firmemente aferrado a su canica fetiche. Lo que es notable es que la película no fuerza nada, como si los dos jóvenes actores vivieran su propia historia. Su naturalidad y la genial cámara de Duguay nos hacen vivir su epopeya siendo niños, sobre un escenario marcado, una vez más de forma excelente, por la melancolía. Si el trabajo de los dos jóvenes actores es impecable, ciertamente se debe a la excelente dirección artística de los actores, pero también a cierta complicidad bien visible en la pantalla. Dorian Le Clech incluso imita a los adultos perfectamente, con un aplomo increíble (escena del mercado y sus pequeños tráficos)! 

La realización de Duguay, marcada por su virtuosismo, ciertamente hace significativo cada plano del film. ¿Un ejemplo? Bueno, la secuencia rápida (muy rápida, incluso demasiado ... pero justa), donde se ve la navaja de afeitar detenerse para quedar en suspenso, como si el mundo se hubiera detenido repentinamente, con la pronunciación sencilla (pero tan pesada) de la palabra "judío". Todo esto para decir que en esta cinta ningún plano es superfluo, y que la precisión de los encuadres nos ofrece una fotografía interesante, después de todo nada uniforme, oscilando entre disparos y una alegría ingenua de dos niños “en una aventura”. 

La película toma poco a poco densidad por los acontecimientos históricos que impulsan esta familia judía a separarse con la esperanza de reencontrarse en tiempos mejores ... Se entra así en el drama de la ruptura familiar con todo lo que implica como decisiones, nuevas reglas y costumbres y por supuesto peligros por venir ... la cámara se focaliza entonces en los dos hermanos más pequeños de los cuatro chicos, para seguir su viaje a la zona libre. El más joven de los dos, José después de un comienzo, que nos hace temer lo peor, termina asumiendo un cierto espesor que hace que uno se aferre a este niño, mientras que su hermano mayor le da toda su protección y amor, ... en este sentido, es una lástima que el director no se ha ocupado de mejorar los diálogos evitando expresiones que no tenían cabida en su momento como “¡déjame en paz!" por nombrar sólo uno de los muchos.  

Y luego está ese equilibrio frágil y permanente entre el drama y la ligereza. Con semejante tema, era fácil quedarse en cualquiera de estos dos enfoques, sobre todo cuando se está lleno de ternura. Afortunadamente este no es el caso, y eso es bueno, porque así es como el espectador siente los miedos y las esperanzas de estos niños que van a madurar durante su viaje. Guardando el curso de esta manera el director ha conseguido crear una especie de larga tensión en su película, gracias también a la ayuda de los actores, evidentemente, muy comprometidos, y a la música que acompaña muy bien todos los momentos de la película, que incluso se calla en algunas escenas específicas. Impalpable, esta tensión es omnipresente y encuentra su culminación en la escena de las bofetadas. Permanecerá como la escena de culto, ya que es el momento más fuerte emocionalmente, simplemente porque es el escenario de un acto de amor en un contexto de terror y brutalidad generado por los alemanes y sus comportamientos, por lo que los llaman "sales boches", y por la milicia francesa señalada de forma constante y heredada del apelativo poco envidiado de ser "colaboradores". 

Un acto de amor realizado por el valiente y recto padre de familia (Patrick Bruel), orgulloso y feliz de estar en lo correcto, pero un acto de amor que también es una lección de supervivencia. Una lección que será la línea de conducta expresada en toda la película. Incluso si él no sabe llorar cuando es necesario, Patrick Bruel sorprende al público por su compromiso total, mediante esta lucha dura de sentimientos que expresa su personaje. A su lado, la discreta mamá (Elsa Zylberstein) completa con convicción la imagen idílica de una familia unida. 

Pero Bruel no será la única sorpresa del film: Kev Adams (Ferdinand) y Christian Clavier (Dr Rosen) vienen aquí a cambiar radicalmente de papel para nuestra sorpresa. El primero muestra un real potencial en arte dramático hasta las lágrimas que gotean. El segundo muestra una fuerza coloreada tanto de convencimiento y persuasión en la mirada, como si el propio actor creyera firmemente en el contenido de los consejos dados por su personaje. 

Si la inmersión en esta aventura es posible, se debe también a la calidad de la reconstrucción escenográfica: la peluquería, los coches, el tren con sus máquinas de vapor, los trajes, y toda una serie de objetos de época contribuyen a hacernos fácilmente precipitar en la Francia ocupada en 1944. Sólo le falta un pequeño suplemento de alma, algo extra indefinible que nos lleve a expandir la emoción a lo largo de esta hermosa historia, eso que casi nos hace arrepentir de haber vivido el momento más intenso tan al principio de la película. De todos modos, "Una bolsa de canicas" es una muy buena película con una nota de modestia luego de la revelación final, lo que confirma que no siempre son necesarias las palabras para decir las cosas, aunque sólo sea por respeto y reverencia. 

Obviamente esta película no está libre de errores, como por ejemplo en el juego de cartas cuando vemos a Román (Patrick Bruel) decir "belote, rebelote et dix de der", mientras que en el plano anterior tenía en la mano tres cartas de diferentes colores ... (es un juego de cartas plenamente francés). Pero esto es muy anecdótico y se olvida rápidamente para seguir con gran interés y sin ningún problema los 110 minutos de esta película. Sé que "Una bolsa de canicas" ha hecho una buena carrera, aunque creo que no encontró con todo el éxito de las dos películas antes mencionadas; pero esta es la opinión de alguien que no ha leído aún la novela epónima de Joseph Joffo (y que es autobiográfica), publicada en 1973 (Joseph Joffo, Un sac de billes, Éditions Jean-Claude Lattès, 1973. Traducida en 18 idiomas, fue un suceso con 20 millones de libros vendidos en 22 países), que sustenta la realización de Duguay, y que tampoco ha visto su primera adaptación cinematográfica francesa realizada por Jacques Doillon en 1975, ni mucho menos conozco la adaptación a una serie de dibujos animados entre 2011 y 2014 en 3 tomos, realizada por Kris y Vincent Bailly. Habrá que ver y leer todo eso para tener un mayor acercamiento a este filme. 





Sobre las pasiones...


Algunas personas tienen miedo porque creen que es negativo que ser apasionado. De hecho, la pasión puede ser muy creativa o destructiva. Como lo dijo Rousseau: "Todas las pasiones son buenas mientras uno es dueño de ellas, y todas son malas cuando nos esclavizan". Muchos hablan contra las pasiones, considerándolas la fuente de todo mal humano, pero se olvidan que también son la fuente de todo placer, y en mucho, de la felicidad.

¿Cómo definir la pasión constructiva? Es una gran energía creativa que da sentido y sensibilidad a lo que llevamos a cabo y que nos ayuda a alcanzar una meta con entusiasmo. Simboliza el fuego que nos impulsa a expresar nuestra verdadera naturaleza. Nos ayuda a vivir plena e intensamente nuestro momento presente.

Uno puede, al contrario, decir que la pasión es destructiva cuando es mal manejada. Se produce cuando una persona llega a ser tan obsesionada con el objeto de su pasión que nada más le importa  y se olvida de todo lo demás en su vida. Esto hace que muchos sufran, porque no permite el juicio ni el discernimiento hacia la meta.

¿Hay algo que anhelas de corazón en tu vida? ¿Una meta, un deseo que te apasiona? ¿O eres de los que no se atreven a expresar su pasión? Piensa en un deseo que hace WOW dentro de ti con sólo la idea de manifestarlo. Mientras más intenso es el WOW, más son las necesidades de realizar ese deseo. Porque "sin pasión, el hombre sólo es una fuerza latente que espera una posibilidad, como el pedernal el choque del hierro, para lanzar chispas de luz" (Amiel).

Para descubrir de que necesidades se trata, imagina la alegría de haber conseguido tu objetivo y mira cómo esto te ayudará a nivel de tu existencia. Si la respuesta tarda en llegar, comprueba cómo te sientes de llegar hasta allí. Sabrás cuáles son las necesidades de tu ser, tu espíritu estará satisfecho y esto te dará una buena motivación. Porque las pasiones son los "viajes" del corazón y en ultimas, solo las entiende, quien las experimenta
.

Ser apasionado requiere cierta dedicación, mucho trabajo, concentración y no tener miedo a fallar a menudo. Incluso, hay que hacer como don Quijote, que se inventaba pasiones para ejercitarse. Convertirse en una persona apasionada que sabe lo que quiere también puede generar emoción, alegría y un propósito en la vida, si se está listo para comprometerse con lo que es importante para uno. Si se desea ser apasionado, hay que saber lo que se quiere y trabajar duro por ello, incluso si eso significa hacer más de un sacrificio a lo largo del recorrido.

Estrada destacada

Acerca del deseo y la libertad

Hoy prima la concepción teórica -realista y metafísica- adoptada por la metodología científica preponderante sobre el deseo (sobre ...

Estradas populares